No sé qué pensar. Ahora ella tiene mi corazón, pero también el corazón de Caius y Thom. Tengo que averiguar qué es lo que esta mujer está tramando, me atrapa con su olor, su mirada. Todo en ella es mortífero para mÍ. No me puedo resistir a rodearla con mis brazos.Sin embargo mi corazón está alerta, pues no sé nada, absolutamente nada de ella. Llegó a nuestras vidas para cambiarlo todo. Siento que una guerra se avecina, una guerra por ella. A veces siento que ella disfrutaba al vernos pelear, solo una duda rondaba en mi cabeza, ¿era ella acaso un ángel, o el más malvado de los demonios?
Virgil Mercier
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Capitulo 1: Solemnidad
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Todos saben de los Pokémon legendarios; Cobalion, Terrakion y Virizion. En toda Unova fueron conocidas sus hazañas. Feroces batallas se libraron, los Pokémon y los humanos luchaban por su existencia en este mundo, un mundo que ellos antes veían con otros ojos, pero todo cambio para ellos. Cuando “Ella” apareció, la dama que vestía de negro. La belleza eterna en una sola mujer, una belleza fría que atraparía para siempre sus corazones. “He aquí la historia de las tres bestias, que no siempre fueron conocidos con esos nombres”.
Todo era pacífico en Undella Town, todo era hermoso. Ni un sólo ruido salía sin ser cantado. Ese silencio ruidoso como yo y mis amigos-hermanos lo llamábamos, sentados sobre la arena de la playa esperábamos que el rey de Unova en ese entonces aceptara que trabajáramos para el cómo caballeros del rey. Nos rechazó por ser débiles y jóvenes. Una guerra se avecinaba y nosotros no podíamos participar en ella. Mis hermanos y yo queríamos pelear para que así esas bestias que llamaban Pokémon no pudieran invadir nuestras tierras hasta sacarnos de nuestros territorios. Unova era un desastre, humanos y Pokémon estábamos en guerra; cuando decían los ancestros – deberíamos luchar juntos para una buena causa: “la paz” -. Yo no estaba muy seguro de ello, eran criaturas sin razón, agresivas, odiaban cualquier contacto humano. Era como si les causáramos repulsión. Los ancestros decían que los Pokémon “tenían envenenado el corazón”, pues los humanos habíamos corrompido su libertad como seres vivos, usándolos como cargadores, como animales de servicio, objetos sin precio, no como amigos, o hermanos.
– Todos somos seres vivos de la naturaleza, eso nos hace hermanos mi estimado Virgil. – Decía aquel anciano del pueblo a la salida de la vieja taberna.
– ¡Claro viejo!, ahora ve explícaselo a vuestro rey que hará una guerra para terminar esta hermandad e invadir toda Unova -. Dije algo molesto, pues siempre era el mismo cuento con este anciano, que lo único que hacía era pregonar la paz. Pero la paz no era ya una opción, demasiadas personas habían muerto por culpa de esas bestias salvajes, necesitábamos corregir a estos Pokémon salvajes y mostrarles quien era la raza superior, o al menos eso decía el Rey.
– ¡Virgil, vamos a la playa, Thomas no enseñará un nuevo truco con la espada, lo aprendió hoy en la mañana, cuando lo atacaba un Pachirisu, jajaja! – Gritaba ansioso Caius, el mayor de los tres, el más recto pero a la vez bromista de nosotros…
– ¡Ya voy hermano le estaba enseñando buenos modales al viejo!
– ¡Oye muchacho grosero! Historias que tú no sabes son ciertas, humanos que se unen al bando de los Pokémon también lo son, no luches por las razones equivocadas Virgil. Lucha por la razón que siga tu corazón.
– ¡Eso no rimó anciano, nos vemos! -. Salí corriendo hacía la hermosa bahía de Undella, la noche era hermosa, la luna estaba en todo su esplendor. Thomas seguía haciendo el intento de hacer un nuevo truco con la espada mientras que Caius y yo hablábamos viendo el mar, sobre nuestros planes a futuro, qué sería de nosotros después de la guerra, teníamos que hacer que el Rey nos aceptara y pelear por el honor de toda Unova.
– No estoy de acuerdo Virgil, los ideales del rey son conseguir aún más territorio para gobernar, no para sobrevivir, su majestad tiene una idea muy equivocada de todo esto.
– ¿Y entonces por qué nos uniremos en su lucha Caius? ¿Será solo por diversión? Yo espero más de todo esto, algún día seré general de sus tropas, quiero ser alguien Caius, no el mediocre hijo de un campesino.
– Virgil, el dinero no atrae felicidad, tus ocurrencias banales, si no las cambias algún día serán tu perdición.
– ¡No es superficialidad, tú no sabes lo que es sufrir hambre Caius! Claro, que podría esperarse del hijo de un Conde.
– Mis padres tienen el dinero, no yo. Yo jamás he deseado nada que no sea justicia e igualdad para Unova -. Así es, de nuevo Caius me daba ese viejo discurso sobre la amor y la verdad. A veces me cansaba demasiado escucharlo, solo quería un poco más de dinero para poder atraer así a una hermosa dama, que quisiera pasar conmigo el resto de mi vida. ¿Acaso era eso superficial? Está bien, tal vez yo era ya un poco vanidoso, pero eso no quería decir que las demás cosas no me importaran, era mi pueblo, mi patria por la que iba a pelear, claro también por la riqueza que esto iba a generar si ganábamos la guerra. Las calles estaban ya repletas de pergaminos con convocatorias para reunir tropas para el rey, era desesperante ver como todos los chicos que conocía ya estaban enlistados, ni Thomas que era el más fuerte y fornido de los tres había sido aceptado.
– ¡Auxilio, auxilio, ayúdenme, no sé nadar, auxilio! – Se escuchó a lejos de la playa, mar adentro, había una mujer que estaba pidiendo ayuda.
– ¡Virgil, es una chica, tenemos que ayudarla! – Caius se quitaba las botas para ir a rescatarla al igual que yo.
– ¡Thomas ve al pueblo por un doctor, tal vez esté herida! – Grité mientras corría deprisa hacia el mar.
– ¡Malditos barbajanes yo también quiero ser el héroe! – Gritaba Thomas corriendo hacía el pueblo.
¡Por Arceus! Ella era la mujer más hermosa de este universo, su cabello era blanco como la misma nieve, sus mejillas frías y esos hermosos ojos azules, robaron mi mirada para siempre.
– ¡Señorita, señorita! – Parecía que se había desmayado.
– Virgil ayúdame a cargarla, parece que ha sufrido un desmayo – Claro, el sabelotodo había hablado, a veces olvidaba que Caius también había estudiado un poco de medicina y fácilmente podría diagnosticar enfermedades, desmayos, etc., etc., ¡maldito sabelotodo oportunista!, pensaba mirándolo con enojo, pero para su mala suerte estaba ya el doctor que había traído Thomas.
– Doctor, parece que sufrió un desmayo… – Así fue, la chica se había desmayado.
– ¡Eres un infeliz! ¿cómo te atreves? ¡Morirás! – Y despertó furiosa tratando de matar a Caius, jajaja, parece que a ella también le parecía un maldito.
– ¡Tranquila, hey, chica!, suéltalo, él solo te rescató! – Dije para calmar la situación, a pesar de todo Caius era mi amigo y no quería que nadie lo lastimara, claro, sólo yo podía hacerlo.
-¿Qué? ¿dónde… dónde estoy? – La chica parecía algo misteriosa, por alguna razón, mi corazón no estaba 100% convencido de que se estuviera ahogando, además ¿cómo es que fue a dar al mar?
– Señorita necesitan revisarla, aquí está el médico. – Dijo Thomas algo asombrado. Apuesto a que a él también le había gustado esa chica; ya éramos dos entonces.
– No tengo absolutamente nada, solo estoy débil, eso es todo. – ¡Vaya! La chica sí que era agresiva, se levantó del suelo orgullosa. Tratando de levantarse por sí misma, lo cual no dio resultado, de inmediato cayó y parecía tener lastimado un pie.
– ¡Cuidado! – Thomas la tomó en sus brazos para evitar así una caída, el doctor observó rápidamente su pierna, tenía algo parecido a un moretón en ambas, era como si hubiese estado atada a cadenas por mucho tiempo.
– Señorita ¿Qué le ha pasado en sus piernas? – Preguntó como siempre el entrometido de Caius, a veces me saca de quicio su actitud de quererlo saber todo, ¡demonios!
– No creo que sea de tu incumbencia Caius, la señorita necesita descansar.
– Tienes razón Virgil, una disculpa milady, con el debido respeto, mis padres tienen una mansión cerca de la playa, es mi deber invitarla a descansar ahí mientras usted se recupera completamente – ¡Claro! Tenía que hacernos menos a Thomas y a mí. Thomas no tenía la culpa de vivir en un granero, ¡Desgraciado!
– Por favor, ¿podrían dejar de llamarme “señorita” y “milady”? Mi nombre es Úrsula Moore, soy la consejera real de vuestro rey. Muchas gracias a los tres por salvarme.
– ¿Quéeeee? ¿La consejera del rey? – Gritamos los tres a la vez.
– Oye, ¿tú podrías hablar con su majestad? Para… Tú sabes, podamos entrar.
– Shhh ¡Cállate ya Virgil! ¿No acabas de decir que la señorita necesita reposo?
– Bueno, pero es que ella podría ayudarnos a entrar al ejército del rey, siendo la asistente de su majestad, a la que acabamos de rescatar, ¿no lo crees Caius? – Thomas a veces se pasaba de inteligente yo jamás lo hubiera dicho mejor.
– ¡Vamos chicos! Ella necesita descansar, Thomas cárgala hasta vuestra casa que ya queda muy cerca – Claro, Thomas era el más fuerte, que la cargara él, pero sigue siendo mi chica, ¡yo la vi primero!
– ¿En qué tanto piensas Virgil? – Preguntó Caius mirándome.
– En… que esta podría ser vuestra oportunidad, ¿no lo ves? ¡Ella podría hablar con el rey, recomendándonos así para entrar a su ejército y pelear en esta guerra que pronto se avecina! – Parecía que no le agradaba mucho la idea, pero su rostro también estaba entusiasmado, por más que él lo negara, trabajar para la corona también favorecería a su familia que estaba ya muy cerca de la ruina, yo sabía que en el fondo él sabía que esta era la oportunidad de vuestras vidas.
Ya era media noche. La mamá de Caius me dio permiso de quedarme a velar a la bella dama, claro, en el cuarto de la servidumbre. A su madre jamás le había parecido que Caius hiciera amistad con las personas de clase baja o como nos llamaba “muertos de hambre”, lo bueno aquí era que mi hambre había sido saciada por un pan que robe de su cocina antes de irme a dormir, entonces ya no era un “muerto de hambre”, había comido ya y muy bien debo decir. Bueno creo que comencé a salir de la historia de nuevo. La madre de Caius era una típica mujer “clasista”, el padre, el viejo Conde D’ Wright era un señor y caballero en toda la extensión de la palabra, él nos había enseñado a los tres todo lo que sabemos de combates cuerpo a cuerpo, él había sido un antiguo espadachín del imperio. Al contrario de mi familia, un padre alcohólico y una madre que trabajaba arduamente como costurera para poder ganar unos centavos y así poder llevar el pan a la mesa. Thomas era huérfano, había sido criado por la servidumbre de la mansión de los D’ Wright, el conde era como una figura paterna para él, había crecido solo, hasta que claro, los tres entablamos una gran amistad, cada uno con una personalidad distinta:
Yo. El más apuesto de los tres debo decir. Yo no era culpable de que la naturaleza me hubiera dotado de una belleza masculina sin igual, muchas chicas del pueblo querían tener a este encantador chico acompañándolas, sólo que ninguna me parecía lo suficientemente buena como para entablar una relación seria, me llamaban “Don Juan” más no tenía idea del porqué, solo había tenido dos novias “serias” y jamás me había comprometido tanto con alguna, sólo era pasajero. Pero bueno yo era parte artística del equipo, el soñador empedernido, el galán, el kamikaze, a veces serio, mayormente gracioso, bufón, mis defectos, muy claramente, son la vanidad, el egocentrismo, la avaricia, pero… ¿quién no tiene avaricia y se ama a sí mismo?, ¿no lo creen?
Caius. La parte inteligente del equipo, era poco apuesto, pero solo un poco, no se comparaba conmigo obviamente, siempre tenía que tener la razón… A veces si la tenía pero era frustrante saber que él nos lideraba cuando combatíamos en entrenamiento. ¿Nos lideraba solo porque él era el rico o porque en verdad merecía ser el líder? Jamás lo había retado a duelo, obviamente le ganaría, el niño rico que sueña con ser el líder siempre, me suena esa historia. Tenía su sentido del humor, era muy bromista con Thomas a decir verdad esos dos se llevaban muy bien, inclusive mejor que conmigo, pero bueno, él es el tipo con corazón de acero que quiere lo mejor para todos, recto y con una actitud algo… ¿ingenua?
Thom o Thomas. ¡El grandulón!, un muy buen amigo, sentía una gran simpatía por él, pues ambos éramos pobres, habíamos crecido en las mismas situaciones, nos platicábamos todos nuestros sentimientos. La parte valiente y poderosa del equipo, nos derribaba a ambos en combate, ¡era como un maldito Tauros, por Arceus que sí!, simplemente era el que nos separaba cuando Caius y yo comenzábamos a discutir sobre nuestras diferencias, hacía algo gracioso para llamar nuestra atención y así evitar que la pelea pasara a mayores, sabía ese truco, yo jamás he querido herir a Caius, es mi amigo, mi hermano, sólo que, ¡a veces es taaaaan desesperante!, sé que algunos saben lo que es tener a ese amigo, que a veces odiamos, pero a la vez apreciamos demasiado como para no hacerle daño, bueno continuo con Thomas. Él era el chico de los grandes músculos, su estrategia se basa en solo atacar sin pensarlo, a veces, eso sí daba un poco de miedo pues cuando lo veías venir en combate el resultado sin duda sería una o dos costillas fracturadas… mínimo jajaja.
En conclusión ellos son mis amigos, Caius y Thomas, amigos de verdad que no abandonaré ni en las buenas ni en las malas. Hicimos un pacto bajo ese viejo roble a las afueras de la ciudad esa noche cuando Caius robó una botella de vino añejo de su padre y Thomas cumplía 14 años, ¡teníamos que festejar! Fue entonces cuando con la cuchilla de una vieja navaja rasgamos la piel de ese roble, figurando en él tres espadas que significaban nuestra eterna amistad. Jajaja, suena tonto lo sé, pero éramos apenas unos pequeños niños con grandes sueños, cada año cuando es el cumpleaños de uno de nosotros, los tres vamos a ese roble a festejar, rasgando de nuevo las espadas en el roble, para reafirmar nuestra gran amistad, lo sé, sigue pareciendo tonto, pero Caius insiste en mantenernos unidos aún hasta ahora que somos ya unos hombres, Caius tiene 20, Thomas 19 y yo en un mes cumpliré también 19, mi sueño siempre ha sido superarme, ser rico y no ser como mi padre, mi madre ya es vieja, ella tiene que descansar, yo tengo la obligación de sacarla adelante. Lucharé por mis objetivos y ahora que ha aparecido esta mujer en nuestro camino debemos de aprovechar esta oportunidad que nos da la vida, yo pienso que el rey no podrá negarse a darnos esta oportunidad, después de haber salvado a su bella consejera real, creo que hasta podríamos ser comandantes de su ejército. Todo sería cuestión que Úrsula hablara con su majestad, pero también pienso ¿quién la habrá atado de las piernas para sufrir esos moretones?, es una mujer muy misteriosa, además de su extrema belleza claro esta, parece ser una mujer muy frívola y manipuladora, ¡ja!, lo piensa quien sabe mucho más de mujeres que todos vosotros, he conocido muchas hermosas damas, y se de lo que son capaces cada una de ellas.
De pronto una dulce voz sonó:
– Sé que me deseas, lo vi ayer en tus ojos. – Susurraba en mi oído esa bella mujer,
– Virgil… Virgil…Virgil…
– ¡Virgil, Virgil, maldito galancete despierta! – Desperté asustado, me habían despertado de ese hermoso sueño ¿quién se ha atrevido, quién será el difunto que se atrevió? Vi entonces que era Thomas.
– Caius dice que la señorita Úrsula desayunará con nosotros en la terraza y que ahí hablaremos sobre nuestra propuesta, ¡levántate ya anda, no olvides asearte que apestas! – Está bien, no atacaré a Thomas, no es porque me gane si no… porque… me da lástima hacerle daño.
El desayuno en la terraza fue algo, como siempre despreciable. Gracias a que la “amable” madre de Caius, nos confundió con la servidumbre un par de veces o al menos eso quería creer. Hablamos sobre ser caballeros reales, le pedimos a Úrsula que nos ayudara a conseguir una audiencia con el rey, después de que ella aceptara, le preguntamos qué había pasado la noche anterior, quién la había capturado.
– Ayer huía de un Pokémon, me tenían capturada. Fui atrapada junto con otros hombres del rey, los demás murieron anoche, yo fui la única sobreviviente… debo avisarle cuanto antes a su majestad… los Pokémon cada vez se acercan más a nuestras tierras, sus líderes son muy fuertes y cada vez reúnen más poder… ellos… quieren terminar con nosotros…- Todo era peor de lo que yo creía…
– ¡Tenemos que ir cuanto antes al palacio!
– ¡Virgil por favor! – Dijo Caius algo molesto…
– ¡No! ¡Por favor tu Caius! ¡Ella debe ir al palacio a avisarle a su majestad de todo lo ocurrido y nosotros a ofrecerle nuestro servicio como caballeros en su ejército!
– Él tiene razón… debemos ir cuanto antes a hablar con su majestad… de lo ocurrido, tiene que estar prevenido, ustedes tienen que venir conmigo… necesito que me protejan en el camino… les prometo que sus servicios serán recompensados… – Dijo aquella hermosa y misteriosa mujer, que poco a poco iba convirtiendo su olor en mi más dulce obsesión…
– De acuerdo…. Hablaré con la servidumbre para que preparen un carruaje… Yo iré adelante, tu Virgil vigilarás por atrás… Thomas tu conducirá el carruaje abordado… por usted Milady. – Tomó su mano besándola, a lo cual reaccioné de manera indiferente, el jamás conquistaría el corazón de Úrsula, ella necesitaba un hombre como yo, no un riquillo sin gracia alguna…
El plan salió a la perfección, un día después de la salida llegamos al castillo, el rey recibió a Úrsula personalmente, decía que era la mejor de sus consejeras reales, además de una pieza clave para esta guerra, no entendí porque dijo esto último, todo era muy confuso, su majestad parecía tener mucha confianza en Úrsula, algo en lo que yo estaba en total desacuerdo, pues tal parecía que Úrsula era quien manejaba el reino y que el rey sólo parecía un títere… que ella manejaba a su antojo… debo decir que no suelo equivocarme mucho en mis deducciones, pero también he fracasado en algunas….
-Caballeros, venid…. Su majestad aceptó una audiencia con vosotros – Nos llamó Úrsula cuando nos encontrábamos esperando en el comedor para sirvientes del palacio…
– ¿Enserio? ¡Gracias a Arceus! ¡Por fin Caius! ¡Por fin cumpliremos nuestros sueños!
– Nuestros sueños, Ella ha dicho que el Rey acepto escucharnos… No que ha aceptado que luchemos para él…
– ¿Tienes que arruinar todo siempre?
– ¿Y tú tienes que ser tan iluso siempre? – Esto último me molestó y empuñe mi espada.
– ¡Eh chicos! Tranquilos, no hay necesidad de esto. Vamos, tenemos que hablar con el Rey y convencerlos del porque somos buenos para este trabajo. – Thomas tenía razón… Caius no valía la pena.
– ¿Caballeros? Síganme, es por aquí. – Úrsula parecía una mujer muy culta, una clase de chica que por supuesto yo merecía, tenía que conquistarla, se que ella también me veía… lo podía sentir.
– Caballeros, como agradecimiento por haber salvado a mi Consejera Real, yo el Rey Grupious Harmonia II, les he concedido esta audiencia… para poder convencerme y demostrar su habilidad y lealtad sobre la corona. – Decía un tipo vestido graciosamente, parado al lado del trono del Gran Rey…
– Su majestad, con el debido respeto, nosotros, Caius D’ Wright, Thomas Wyne y Virgil Mercier, queremos ofrecer nuestro servicio como caballeros reales, nuestra lealtad está hacia usted y hacia la corona. – El rey miraba fijamente hacía la cara de Caius, yo levanté un poco mi cabeza para husmear, pero Caius me hizo el gesto de “compórtate”, que siempre hace. Fastidiosamente tuve que hacer caso, estaba frente al rey, y necesitaba este trabajo. Por su parte vi como mi Úrsula le decía algo al rey al oído: el rey puso cara de sorpresa cuando ella termino de decirle aquellas palabras, a lo cual el rey dio su concreta respuesta:
– Con gran honor acepto su petición para unirse, pero no serán caballeros, ustedes serán mis espadachines particulares, lucharán por la patria en misiones secretas, tan secretas que ni el viento mismo puede escuchar de esta petición, ni de este nombramiento… – Esto ya se escuchaba algo raro ¿Acaso el Rey estaba demasiado agradecido? Tomó una espada y caminaba hacia nosotros.
– Yo, el Rey Grupious Harmonía II, los declaro a ustedes mosqueteros oficiales de la corona, Caius D’ Wright, Thomas Wyne y Virgil Mercier. ¿Juran Solemnemente ustedes proteger el reino de todo aquel mal que profane o intente inclusive invadir nuestra tierra?
– Lo juro. – Dije convencido.
– Lo juro, su Majestad – Dijo Thomas algo ansioso.
– Lo juro, Milord. – Terminó diciendo Caius.
– Bien, ahora como mosqueteros… Mi consejera real Úrsula los buscará más tarde a las afueras del palacio para ver su entrenamiento, destreza y habilidad. Es todo, pueden retirarse.
– Con su permiso, majestad. – Dijimos los tres antes de salir del palacio. Jamás había visto tanto lujo en mi vida, las paredes parecían ser de cristal. Era un muy bello el palacio.
– Bien… hoy comienza nuestra aventura chicos, ¡estoy muy emocionado! Ni siquiera somos soldados de baja categoría, ¡somos mosqueteros reales! Y… secretos – Dije mientras caminábamos a las afueras del palacio.
– Si lo sigues gritando así Virgil, el secreto ya no será más un secreto. Nos condenarán a los tres y tendremos una linda ejecución, donde nos cortarán la cabeza.
– ¿Qué? ¿mi cabeza? Quise decir… ¡Somos soldados comunes y corrientes! Yo vivo de mi rostro, ¿sabes lo que pasaría si me cortan la cabeza?
– Virgil, sin cabeza moriríamos así que lo más seguro es que no podríamos ver si te ves bien sin cabeza… – Contestó sarcásticamente Caius. Odiaba a esa sabelotodo.
– El tiene razón, una vez decapité un Stantler. No se veía muy bien sin cabeza… – Reflexionó Thomas.
– ¡Eres un tonto, sólo bromeaba! ¡Vamos suéltame! – Protesté cuando Caius me sometió.
– Thomas, ¡sujétalo que yo le enseñaré quién manda! – Le ordenó Caius a Thomas.
– ¡No te atreverías a golpear a un hombre desarmado! – Le inquirí a Caius.
– ¿Y quién te dijo que esto se trata de honor? ¡Vamos! No eres muy valiente contra dos, ¿verdad? – Cuestionó burlonamente Caius.
– Jajajaja, ¡Vamos Thomas suéltame, unamos fuerzas contra este bastardo! – Le sugerí a Thomas.
– Lo siento Virgil, Caius me pagó la cena hace rato. ¡Tal vez mañana acepte tu oferta! Jejejeje – Dijo Thomas conteniendo una carcajada.
– Jajajaja ¡Cobardes! ¡Suéltenme yaaaa! Jajajajaja.
Aquí inicia la leyenda. Inicia una nueva lucha, tal vez estos jóvenes mosqueteros pelearán por las razones equivocadas, pero aún son jóvenes tendrán mucho que aprender sobre su camino, la maldad aún mora sobre la tierra y nunca descansará. Algunas entidades solo quieren ver arder el mundo… Por ninguna razón…
CONTINUARÁ…
todo iba muy bien hasta que mencionaron al stantler… pobrecito T_T
wow ya quiero leer el capitulo siguiente se oye interesante
Wowowowowow muy bueno eencerio muy bueno quiero mas
esta muy bien el primer cap. ya quiero saber de que va a tratar el sig cap. :D
Awww gracias por los coments chicos !!, serán publicados creo que cada viernes así que no se los pierdan !! :)
Muy bueno, la historia de los espadachines ya quero ver como es que se convirtieron en pokemon , y darkrai cono una chica jamas me lo imagine, creo que entonces todos tenemos un “Darkrai” que nos hace sentir ese dulce veneno