Seamos sinceros, a Ozcar, a Don Pepe y a un servilleta nos dolió la cabeza al terminar de leer este cuento. Y es que no es nada sencillo leer con tantas carestías de acentos y signos de puntuación; empero este cuento mereció tercer lugar por tener en sus breves líneas todo el espíritu del día de muertos mexicano, que es recordar a los seres queridos y renovar su recuerdo. Una moraleja y un relato que lo deja a uno pensando, con un temor natural en la misma muerte y la eternidad… Un diamante (muy, pero muy) en bruto que, una vez pulidito con estilo y ortografía, resultó ser una chulada de un gran escritor en potencia.

Buenas Noches…

Ojalá la esten pasando bien, por que yo no, ¿quieren saber por qué?

Está bien, les contare… Todo empezó cuando yo apenas era una pequeña cría, mi madre estaba siempre a mi lado, me gustaba escuchar el latido de su corazon, eso me daba una calidez y armonia…

Pero una noche todo cambió…

Mientras dormía felizmente a lo lejos se escuchó un sonido muy fuerte el cual no preste atención, seguía dormitando y mi madre fue a investigar pensando que serian otros pokemon o algo así. Regresó, me tomó y corrió lo mas lejos que pudo; yo desperte y vi algo que marco mi pequeña vida:

Mi madre seriamente herida.

Ella, con su voz dulce trató de calmar mi llanto, sus palabras nunca las olvidare: “hijo mio, nunca confies en el animal mas peligroso que existe…
no dejes que los humanos te atrapen”. Entonces ella cayó…. hice tanto como pude para reanimarla, pero el daño era severo y tras momentos dolorosos y llenos de angustia ella murio ante mis ojos.

Juré vengar a mi madre, pero no pude hacer nada por ella ya que solo era un pequeño.

Una noche donde no tenia nada que comer vi a unos pokémon domésticos; ellos cenaban y yo decidi aprovechar su distracción y atacar para conseguir comida, eso fue un grave error pues cuando los humanos escucharon el alboroto rápidamente salieron con sus armas en mano. Corrí y corrí por el bosque cuando un impacto dio en mi pequeña pierna. Traté de correr para salvar mi vida pero el dolor era tan grande que no pude más…

Entonces me recosté a tratar de reponer fuerzas; en eso llego un niño humano y me recojió. Me puso a salvo de recibir más daño.

Pasaron los años y cuando mis heridas mejoraron totalmente, decidí irme no sin antes dejarle al niño un regalo de despedida: un huevo pokémon; un huevo el cual concebí con una hembra que pertenecía al padre del niño…

Pero al señor no le pareció esa era la razón por la cual me iba…

Salí en la noche, una noche tan negra como esta. De pronto un objeto detuvo mi camino; una especie de humo hizo que me adormeciera…

Finalmente cuando recobré el conocimiento vi a esos humanos apuntando con sus armas ante mí; yo muy asustado pude ver al niño que me rescató el día que mamá murió y dentro de mí dije: “¡¡¡sálvame una vez más, porfavor!!!. El niño se acercó y me dijo:

-Perdóname… mi padre me obliga a hacer esto…

Sus lágrimas brotaron al igual que las mías, fue cuando recordé lo que mi madre me dijo:

-Hijo mio, nunca confies del animal mas peligroso que existe, no dejes que los humanos te atrapen…

Intenté desesperadamente de liberarme, un disparo certero en mi corazón termino con mis intentos de escapar.

Pero la ironia es que nunca me pude encontrarme con mi madre en el mas allá… sigo sintiendo dolor en mi alma por no poder encontrar el calor y el cariño que siempre deseé…

Y asi por todos los siglos en venir.