Soledad, el contrapunto más visitado de la tristeza, ¿cómo puedo arrancarme todo este dolor?, ¿cómo podría arrancar de mi esta agonía? Sólo puedo tomar este camino, la venganza apagará esta llama de odio que siento en las venas, tal vez vuestro sueño ahora evaporado se encuentre pero entonces cuando vuestro sueño parte del viento sea, el viento se convertirá en lluvia y la lluvia en tormenta, será entonces cuando podréis pensar ¿ha sido la venganza suficiente?

Kyllian Curt

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Capitulo 9: Desolación

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Ha pasado mucho tiempo ya desde ese amargo día en el que mi existencia se vio completamente desolada, un abismo me consumía el corazón lentamente, viendo como la persona que me había dado la vida moría frente a mis ojos sin yo poder hacer nada al respecto, ¿cómo puedo rescatar mis ganas de vivir ahora?, ¿cómo es que puedo vivir sin ella ahora?, ¿existirá si quiera un lugar de descanso eterno para su alma?, la venganza es mi fortaleza nadie sabe sobre mi sed de obtenerla. He salido cada noche de cada día para poder encontrarme cara a cara con la bestia que me arrebato a mi madre junto con mi corazón aquella noche, no sé qué haré cuando me encuentre cara a cara con ella, no sé qué haría al verla a los ojos, lo único que pretendo es vengarla, pero ¿acaso la muerte sería suficiente dolor?

– ¡Hola!, ¿joven Kyllian?, ¿puedo pasar? -. Era el señor Caius, desde la muerte del rey se le notaba muy preocupado, pues parecía que él sabía algo que ocultaba, o más bien sentía.

– ¡Sí claro señor!, ¿pasa algo? -. Pregunté amablemente para saciar mi curiosidad sobre su estado, ya que aunque tenía poco tiempo de conocerlos todos ellos se habían hecho mis amigos, podría decirse que también eran una figura paterna a la cual yo podía seguir.

– No, no pasa nada, la señorita Úrsula saldrá hoy hacia Ciudad Castelia, parece que está emocionada con su próximo nombramiento como reina de Unova, así que quiero que vayas a ponerte a su disposición, nosotros estaremos ocupados reforzando la seguridad para la coronación.

– ¿Qué?, ¿Úrsula será reina? -. No podía creerlo, esa señorita me odiaba sin razón, yo… yo estaría perdido.

– “SEÑORITA” Úrsula, si te escucha hablar de esa forma pasarás varios días en un calabozo, creo que su ego ha crecido ahora que sabe que será reina, parece que no le ha afectado en absolutamente nada la muerte de su majestad -. Él tenía razón, Úrsula parecía no tener sentimientos, bueno,  “buenos sentimientos” ya que los malos los conocía a la perfección.

– Lo siento, pero es que me sorprende mucho que ella vaya a ser coronada como “REINA” de toda Unova, ¿Qué acaso el rey no tenía descendientes?

– Nadie lo sabe, el se había casado varias veces, pero ninguna de sus esposas tuvo ningún hijo o al menos eso se piensa, de igual manera los sabios realizarán una investigación para saber si el rey no tuvo ningún descendiente, si la investigación no da resultados la señorita Úrsula tendrá la oportunidad de en unos días proclamarse como la reina y heredera del rey.

– Eso se escucha terrible.

– Jajaja, oh vamos no es para tanto, es un simple cambio de poder, todo seguirá siendo igual.

– Yo no estaría tan seguro señor Caius, la SEÑORITA Úrsula es todo menos una buena persona, ¿Qué acaso no recuerdas cuando quería acusarme de robo?, ya imagino que pasará ahora que sea reina, ¿qué será de mi?, ¿qué tal si me corre del palacio o peor aún me encierra?

– Nada te pasará, cuentas con nuestra protección, Úrsula no se atrevería a correrte si sabe que estás haciendo bien tu trabajo, así que ve a desayunar y ponte a su disposición ¿está bien?.

– Pues ¿acaso tengo otra opción? -. El señor Caius sonrío antes de cerrar la puerta de mi habitación, era muy amable y sabía disimular muy bien su resentimiento hacia la Señorita Melissa, en lo personal yo jamás creí esa historia de que ella fuera una asesina, ese cuento podría creerlo cualquiera pero yo no. Sentía que todo era parte de un plan de Úrsula, pero no podía hablar sin tener pruebas, ya que sería acusado de “alta traición” y expulsado del reino, o peor aún condenado a la horca, lo mejor era que guardara para mí hasta no saber que era conveniente hacer.

– Esa pequeña mente no deberías alimentarla con malos pensamientos niño -. Era Sirnight, el “primo” perdido de Úrsula, había ido a la cocina para pedirle a la cocinera uno de sus platillos de gente rica.

– ¿Qué?, ¿y cómo puede usted saber lo que yo estoy pensando?

– Tu frente esta arrugada y tu mirada fija hacia el frente, no necesito leer tu mente para saber que lo que estas pensando no es nada bueno -. Fingió una sonrisa de simpatía a la cual enarqué una ceja, Virgil había dicho que el señor Sirnight era raro y que lo mejor fuera que me mantuviera alejado de el.

– Ammm, no estoy pensando absolutamente nada malo, es solo que… moría de hambre.

– Claro, eso dicen todos. Aurora, ¿Puedes mandar a alguien a llevarme mi desayuno a la recamara por favor?, necesito comer algo, el camino será largo -. Mientras desayunaba continué pensando en mi teoría, la señorita Melissa no ganaría nada con asesinar a su majestad, en cambio, la señorita Úrsula ahora sería coronada reina, lo raro aquí es ¿por qué huiría? si ella no fue, llegaré al fondo de esto. Las horas pasaban decidí ir a hacer lo que el señor Caius me había dicho, ponerme a la disposición de la señorita Úrsula, sería difícil pues sabía que yo no le agradaba mucho, pero el sentimiento era mutuo ella tampoco me agradaba mucho a mi, no después de pensar en lo que había hecho, ¿y si en realidad yo tenía razón y Úrsula era una asesina? Todo esto rondaba en mi mente cuando la señorita Úrsula trataba de abordar su carruaje.

– Buenos días señorita Úrsula -. Dije amablemente dando a entender que en realidad me agradaba aunque la verdad no era así.

– Me preguntó que tienen de buenos, si tengo que verte y desde mañana será “Su Majestad” para ti, muerto de hambre -. La típica respuesta de la persona más engreída que había conocido jamás.

– Como usted lo diga mi lady -. Decidí contestarle en un tono sarcástico pues en realidad eso de llevarme bien con ella solo para quedarme en el palacio no me parecía la mejor de las ideas, además preferiría vivir libre en el campo y viajar que quedarme aquí a presenciar como la más malvada de las mujeres tomaba el trono de Unova.

– Pues aunque no te parezca me tendrás que respetar, ya que la nueva reina de Unova seré yo aunque claro si no te gusta las puertas del castillo o quizá una celda, ambas estarán abiertas para ti -. Era claro que la señorita Úrsula no me quería en su palacio, pero ¿qué podía hacer yo?, nada me salvaría de la humillación de esta “señorita”, Sirnight intervino.

– Basta ya Dar… Úrsula, ¿Acaso quieres hacer el ridículo al pelearte con un niño? ¿En qué imagen quedaría la nueva reina de Unova?, ¡tranquilízate y aborda el carruaje ya!

– Que tenga un muy buen viaje “Majestad” -. Parecía que pudo percibir mi sarcasmo, terminó cerrando la puerta muy groseramente, pero ¿por qué Sirnight estuvo a punto de llamarla por otro nombre?, ¿Dar?, ¿cómo habrá querido decirle?

Esta noche había decidido ir a la vieja taberna del pueblo, Virgil y los demás también estarían ahí, así que no habría problema solo quería divertirme un poco, despejarme de algunos malos pensamientos que rondaban por mi mente los últimos días, todos estaban muy raros en el palacio, como aquella noche que la señorita Melissa escapó, Virgil regresó muy rápidamente a su habitación en donde se encerró, días después lo cuestionamos sobre ello y dijo que no recordaba que eso hubiera pasado, ¿Pero cómo podría no recordar algo que había hecho?. Iba ya camino a la taberna cuando…

– Kyllian -. Escuché un susurro en el viento nocturno.

– ¿Qué? -. Una ráfaga de viento helado se hizo presente frente a mí, como incitando a que la siguiera, lo cual así mismo hice, la seguí cuando miré hacia atrás yo estaba ya en la profundidad del bosque, solo podía ver el tenue color verde de los pinos, cuando de pronto una hermosa luz brillante me rodeaba, del cielo comenzó a caer una delgada brisa que al tocar las hojas de los pinos se convertía en nieve, de esas hermosas luces surgía mi viejo amigo… Suicune.

– ¡Suicune! -. Corrí a darle un gran abrazo, lo había extrañado demasiado, hacía ya meses que no podía verlo, mi ira me hizo olvidar la gran amistad que teníamos él y yo.

– ¿Cómo estas muchacho? jajaja tranquilo no me iré a ninguna parte.

– ¡Eres tú, en verdad eres tú!, algo me decía que yo conocía esa luz, ese poder es nuevo ¿no?, ¿cómo se llama? -. Pregunté curioso, tratando de disimular al limpiarme las lágrimas.

– Rayo aurora, atrapa las partículas de agua en el aire, estas se convierten en una brisa de muchos colores, que al tocar la superficie de las hojas termina convertida en escarcha.

– Me gusta su nombre ¿lo acabas de aprender?

– Fue hace varios meses, los Pokémon de agua del sur, fueron muy amables al enseñarme. Es una de las ventajas que tengo al ser un Pokémon errante.

– ¿Errante?.

– Así es Kyllian, errante es todo aquel que viaja por el mundo sin detenerse en ningún lugar.

– Quisiera algún día emprender un viaje como el tuyo.

– Algún día lo harás Kyllian Curt, pero antes tienes un destino que cumplir.

– ¿Un destino?, ¿cómo sabes tú eso?

– Las estrellas me lo han dicho, verás Kyllian tú estás destinado a usar todo el poder de los Pokémon de agua, al igual que yo tienes que representarlos y protegerlos.

– Pero soy un simple humano, ¿cómo es que yo podré usar el poder de un Pokémon acuático?

– Eso no lo sé, pero más pronto de lo que crees lo descubriremos, ahora tienes que saber que tú, tus amigos y el reino entero, están en peligro.

– ¿Qué?, ¿cómo sabes tú eso?, ¿en peligro?

– Así es, Kyllian la hermandad…

– ¿Qué?, ¿qué hermandad?

– Alguien viene, guarda silencio y sube -. Subí a su lomo como él lo ordenó y trepó el árbol, de entre los pinos y la noche surgía. El Mightyena que había provocado el fuego de mi aldea junto con su jauría, lo conocía por que este era mucho más grande que los demás que había visto, además su actitud de líder era obvia, venían cargando dos personas, una de ellas estaba totalmente destrozada del rostro la otra persona aún seguía con vida, de pronto el líder de los Mightyena comenzó a hablar telepáticamente.

– Mi estimado príncipe Alexandre ¿creía usted que podía esconderse de la oscuridad ocultándose entre las sombras? -. Con aullidos escalofriantes toda la jauría parecía burlarse de ese hombre al que llamaba Príncipe.

– Yo… yo jamás pensé en huir… ser repugnante -. Escupió la pata de Mightyena, a lo que este respondió con un rasguño en el pecho, el hombre estaba lleno de sangre, los demás Mightyenas devoraban el otro cuerpo.

– Quédate aquí hasta que yo logre perderlos, por favor rescata al hombre y llévalo al palacio, es importante para tu destino su supervivencia -. Dijo mentalmente Suicune a lo cual asentí con la cabeza. Él bajó en un santiamén del árbol, todos los Mightyena lo rodearon, sus ojos comenzaron a brillar y lo que era un tipo de ventisca congelo las patas de varios. El líder y todos ellos corrieron hacia él, tratando estúpidamente de alcanzarlo, bajé del árbol a rescatar a ese moribundo hombre.

– ¿Está usted bien?, ¿Majestad? -. Al decir esas palabras sus ojos se abrieron y un escalofrío recorrió su cuerpo.

– Por favor, no… no me llames así por favor -. Tomé su mano la cual puse sobre mi hombro tratando de balancear su cuerpo para así poder cargarlo.

– Perdóneme usted, ¿pero qué tiene que ver con esas criaturas repulsivas? -. Parecía estar muy mal ya que no pudo responderme. Varias partes de su cuerpo estaban llenas de rasguños y mordidas, su ropa estaba llena de sangre. Entré al palacio en hurtadillas, tuve que mojar mi ropa, robar una carreta y ocultar a aquel hombre en paja, logré traer rápidamente a un doctor, este al saber que él era un príncipe, no dudó en venir, pero de que reino será príncipe ¿acaso él es el verdadero futuro rey de Unova?.

– ¡Por Arceus!, ¿cómo es que este hombre se encuentra en este estado tan inhumano?

– ¿No pregunte si?, ni yo mismo lo sé, ahora ¡apresúrese!, que la “nueva reina” llega mañana y él no debería de estar aquí -. Estuve aproximadamente 5 horas ayudando al doctor a curar al individuo, al final el doctor como todo interesado pidió su paga, tenía unos cuantos doblones que había juntado por mi trabajo como mozo, decidí dárselos para que guardara el secreto.

– Nadie debe de saber que usted estuvo aquí, ¿está bien? -. Dije antes de entregarle una bolsa con diez doblones de oro.

– Por supuesto, espero que su majestad se recupere pronto -. Respondió algo preocupado el viejo.

– Claro, yo le doy el recado de su parte, ahora puede irse, sin que nadie lo vea, si alguien pregunta a que ha venido, diga que yo mismo fui a buscarlo pues me sentía un poco mal -. Al retirarse el doctor cerré la puerta, el viejo rey se había llevado muy bien conmigo, el mismo me mostró unos pasadizos unos días antes de su muerte, unos pasadizos que nadie más conocía de su existencia y si la conocían nadie se atrevía a cruzar, uno de ellos se encontraba en mi habitación. Rotando una vieja pintura justo al lado de la cama se habría una especie de escalones subterráneos, que quedaban a varios pisos bajo el palacio. Llevé a ese hombre hasta ahí, para que nadie lo descubriera, la habitación se encontraba amueblada, ya que últimamente decorarla y arreglarla se había hecho mi nuevo pasatiempo, había velas, comida y entraba aire de lo que parecían tuberías que daban hacia el risco sobre el cual estaba el palacio,  dejé una nota antes de irme de ahí, junto con ropa nueva que había robado de la habitación de Sirnight.

“Señor Alexandre

Esta en un lugar seguro ahora, para cuando despierte habrá pasado un día desde el incidente, yo vendré cuando haya pasado todo esto, le prometo que está a salvo, por favor no escape, ya que estoy seguro de que es aquí a donde en verdad pertenece.”

Terminando de escribirla, subí hacia mi habitación. ¡Demonios, lo olvidé, tenía que ir a la vieja taberna! Virgil y los demás me estarán buscando. En ese mismo instante escuché que tocaron la puerta, cerré el pasadizo rápidamente, tuve que quitarme toda la ropa llena de sangre y mojarme un poco para que pensaran que estaba tomando una ducha.

– ¿Kyll estás ahí? -. Decía el señor Caius.

– ¡Sí, abro en un segundo!c-. Abrí la puerta sosteniendo solo una toalla, cuando de pronto saltaron a la vista muchos colores.

– ¡Sorpresa!

– ¿Qué?, ¿pero que celebramos hoy?

– ¿Cómo que qué?, ¡es tu cumpleaños número 17 ya casi eres todo un hombre chico! -. Dijo con una sonrisa Virgil que también traía una pequeña trompeta que emitía ruidos graciosos.

– ¿Esta es…?

– Sip, así es ¡esta cosa es tu tarta de cumpleaños!, bueno, al menos eso dijo la cocinera.

– Las 17 velas que forman el circulo son para “proteger al cumpleañero” de los malos espíritus, o bueno al menos eso dice la tradición de algunos páganos, aunque claro, yo nunca lo supe, pues mi madre consideraba de muy mal gusto hacer esta clase de cosas -. Dijo Caius, tratando de contener una gran emoción.

– Pues gracias chicos, esto… esto es muy grato, ¿vosotros pretendían darme una fiesta sorpresa en la vieja taberna?

– ¡Por supuesto!, ¿eres mi ahijado no es así?, además en la taberna habría chicas.

– ¡Virgil por favor!

– ¿Qué?, no dije nada malo, habría chicas que son meseras y una que otra no cobra por sus servici… -. Caius miraba fijamente a virgil con una cara que asustaba.

– Está bien chicos, bueno, ya estamos aquí, ahora Kyll tienes que apagar las pequeñas velas soplando y mientras lo haces puedes pedir un deseo -. Dijo Thom algo desesperado, parecía que comer la tarta era su principal objetivo antes que festejar mi cumpleaños

– ¿En serio?

– ¡Sí, vamos chico hazlo! -. Soplé hasta apagar completamente las velas, mi deseo fue que después de cumplir ese destino que decía Suicune, viajar por todo el mundo para conocer a muchas especies de Pokémon acuáticos y aprender de ellos, como lo hace mi viejo amigo.

– ¿Y bien?, ¿cuál fue tu deseo? -. Preguntó ansioso Virgil.

– ¿A ti que más te da? -. Contestó Caius groseramente.

– Espero hayan sido más tartas de cumpleaños, ¡esta es deliciosa! -. Cuando menos lo pensábamos Thom estaba devorando aquella tarta de cumpleaños sobre mi cama, su boca estaba cubierta completamente de crema de tarta. Virgil observó entre mi ropa una manga que estaba llena de sangre.

– Chico ¿pasó algo para que no llegaras a tu fiesta en la vieja taberna? -. En ese momento recordé que Suicune me dijo que el joven rey debería de estar a salvo, creo que si les cuento mis amigos correrían peligro.

– Lo que pasa es que… recolectaba paja… resbalé por… un pequeño riachuelo, no fue nada grave solo unos cuantos raspones y claro un pequeño resfriado por el cual tuve que llamar al doctor -. Sus caras parecían tener dudas, pero yo no podía dar más explicaciones.

– ¡Aaaa… aaaa… achú! -. Fingí un estornudo para disimular mi enfermedad.

– Está bien, pues… pareces estar muy enfermo y la verdad no quiero contagiarme -. Dijo Virgil expresando algo de repulsión a las enfermedades, al igual que Caius, ambos terminaron saliendo de mi habitación, llevándose a Thom junto con lo que quedaba de mi tarta.

– ¡Chico espero que descanses, nosotros… iremos… aaa… por ahí! -. ¡Son unos gallinas! Pensé, ¿le temen a los resfriados y no a arriesgar su vida en la guerra contra los Pokémon?, mañana llegaría al palacio Úrsula Moore, la que creía que sería nueva reina de Unova, me pregunto ¿será el príncipe Alexandre el verdadero heredero de este reino?, ¿quién será oscuridad?, ¿Qué cosa es “La hermandad”? estuve frente a ese Mightyena y no pude hacer completamente nada, te lo juro madre, algún día te vengaré.

La venganza puede ser un camino equivocado, el dolor puede cegar tu pensamiento y la ira puede ser confundida con la tristeza, tengo en claro mi promesa, convertirme en un valiente es ahora mi deber.

CONTINUARÁ…